LOS MARINEROS DE LOS VELEROS








LOS MARINEROS:
Los ultimos Veleros del Mediterraneo
     Los marineros a los que nos vamos a referir son de todo el litoral del mediterráneo.
      Si un capitán era de un pueblo, irrevisiblemente toda la tripulación era de aquel pueblo por sostener el orgullo de mar de aquellos ciudadanos que competían con otros en llevar el velero mejor pertrechado aunque para ello tuvieran que trabajar los domingos para conseguirlo.
    Antes el marinero embarcaba con su atuendo personal, con un arca de madera , muy bien decorado por la parte interior sobre todo la tapa con pinturas de colores hechas por su propietario.

    Dentro estaba el famoso chaquetón, las herramientas de trabajo muy bien conservadas con agujas de coser lonas de diferentes números que se guardaban en un canuto lleno de sebo, para que no se oxidaran. Su cuchillo de la marca " Anzuelo " era imprescindible.

     Posteriormente llegó el saco, que aunque mas lijero, la ropa no quedaba en buenas condiciones y terminaba arrugarse.  Los tiempos fueron cambiando y de aquel marinero que embarcaba, colchoneta,mantas etc. quedó reducido a una simple maleta.

      La vestimenta para todos era muy similar, el trajecito de mahón , hecho a medida en el “Dique Flotante”, en la Plaza de Santa María del Mar de Barcelona, que costaba 25 pesetas, el pañuelo de seda blanco en el cuello, que costaba 2 pesetas y la gorra de marino que vendían, en la casa de “Marcelino Bou”, en la Calle Nueva de Barcelona al precio de 7 pesetas.

      Con este atuendo y muy poco dinero en el bolsillo, al anochecer después de haber hecho el valdeo y cenado en el barco se lanzaban a la calle, buscando gresca por el Barrio Chino de Barcelona o por el Molinete en Cartagena o por el puerto de turno que les tocara.

    Donde mas amor propio y competencia existía, era entre
las dotaciones veleros españoles e ingleses, en la subida a los palos, largar y aferrar velas. También en las cargas y descargas de mercancía había competencias, si uno cargaba 10 el otro cargaba 11. 
      Llegada la noche en puerto, los marinos acudían a popa a la cámara del patrón, en demanda de un anticipo de algún dinero que se descontaba de la liquidación final. Con  3 pesetas poco se podía hacer, tabaco para fumar y el resto para divertirse y alternar.
    El Barrio Chino de Barcelona, era el cáncer de la Ciudad Condal, con sus tortuosos, oscuros y malolientos callejones, donde se cobijaban los indeseables de la Capital y el extranjero; tan peligroso como Marsella, con sus muelles, era el sitio predilecto que alternaban con prostitutas, maleantes e invertidos y marineros.
          La Calle del Cid, Arco dl Teatro, Perecams y otras. En los salones” La Criolla”, “Sacristán” llegaron a salir artistas de renombre.
      En aquel ambiente de vicio y de peligrosidad era donde los jóvenes marineros de los barcos de vela, se divertían a su manera, bailando y armando broncas y peleas, de las que a veces no salian bien librados.

    Acostumbraban a salir en cuadrillas y a veces salian del barco dispuestos a armar bronca en el primer sitio que se presentara. Al marinero, no se le conocía por sus apellidos, sino por sus nombres de apodo; y si se le nombraba por su verdadero nombre, nadie sabía dar razón de él.
      Una de las aficiones mas arraigadas en la tripulación, era la de cantar a coro; acostumbraban a cantar por la mar y por tierra entre todos ellos, llamando la atención por lo bien que lo hacían. En los veleros de gran porte, se cantaba incluso en las maniobras, con la idea de que el cante sirviera para aunar esfuerzos para izar las vergas u otra maniobra.