LAS CARGAS DE LOS VELEROS



 LAS CARGAS DE LOS VELEROS
 ( Los últimos veleros del Mediterraneo ) José Huertas Morion

Tanta circulación de veleros en nuestro Mediterráneo, venía dada a la falta de carreteras para el transporte y medios, que aún no se había desarrollado como lo está ahora y a lo económico que resultaba el combustible que era el propio viento; aunque esta economía se saldaba con pérdidas de vidas humanas, barcos y cargas.

     Cuando realmente se hacía peligrosa la navegación a vela, era cuando el barco llevaba cobertada, es decir carga encima de la cubierta; entonces la estabilidad del buque no era de fiar, y podía ocurrir que bajo una racha de viento diera la vuelta y pusiera la quilla al sol, como vulgarmente se decía; así había ocurrido muchas veces, pues lo mismo que la carga fuera en cobertada o en lastre, había que tener mucho cuidado, y por regla general, en estas condiciones, la tripulación dormía en cubierta y sin quitarse el cuchillo del cinto para estar listos en un momento de peligro poder cortar rápido las trincas que amarraban la cobertada, o cortar las tiras de maniobra, para que las velas cayeran de golpe, si es que la mucha escora del barco les permitía caer; dándose el caso que en algunos naufragaron sin darles tiempo, ya que el barco había tomado tal ángulo que las velas ya no caían por no tener ya gravedad para su caída.

    Tirar la cobertura a la mar, para no sufrir un naufragio, se determinaba en momentos críticos y con mal tiempo por lo que la maniobra tenía que ser rápida y segura para evitar que ningún hombre sufriera daño alguno y se fuera junto con la carga al mar; no siendo posible que la carga libre de sus amarres barriera y destrozara todo lo que en su balanceo encontraba.

Uno de los casos más curiosos de cubertada, fue el ocurrido a la balandra ”Nebril”,que cargada con cobertada de balas de esparto, una racha de viento la tumbó, acostándola de costado a la mar; los mismos fardos impedían que pusiera la quilla al sol y su tripulación fue lanzada al mar desde donde lograron sacarle algún fardo a lo que otra racha de viendo puso el barco en vertical y como tenía las velas dadas se puso en marcha dejando el barco en navegación sin ningún tripulante a bordo y los marinos agarrados a la balas de esparto.

    Para su estabilidad si no se llevaba carga se le metía lastre que normalmente se componía de arena y grava y a veces tierra de escombros que se encontraba en los muelles y que otros barcos lo depositaban al llevar carga real.
   Los barcos de gran porte, si al descargar no metían la carga al mismo tiempo, había que lastrarlos conforme iban descargando, pues completamente vacios no podían quedar; se acostaban sobre el muelle debido al peso tan enorme de la arboladura, metálica que gastaban.

  El barco “en plan barrido”, vacío, no podía quedar sin lastre alguno dodo que quedaba entregado al viento y sus caprichos y fácilmente vulnerable. La mayoría de de los barcos de vela a la parte, con idea de que el flete fuera al máximo y poder ganar algo, acostumbraban a cargar el buque hasta unos límites inconcebibles, metiendo casi siempre el disco bajo el agua.