Estos relatos, son personales y cuentan con la autorización expresa de sus verdaderos autores para este BLOG. Pretenden no ser extensos, pero si de una gran calidad. Si alguien tiene algo que narrar puede hacerlo dirigiéndose a este email: matamala.jaume@gmail.com jaumematamala@hotmail.com
EL TRAPICHEO
Transcrito del libro de Pablo Delgado Guerra:
El TRAPICHEO ( Subsistencia) .
A lo que se llamaba contrabando, en aquellos tiempos, era la cosa más normal, que en realidad es 90 % de los españoles eran contrabandistas, yo le llamaría un negocios por necesidad.
La llegada a las Palmas, en mi primer crucero, me sorprendió por la belleza de sus islas y por su gran puerto; pero sobre todo por lo buenos que son todos los canarios; todo esto sin un centavo en el bolsillo, se ve de una manera muy diferente. La Armada sólo nos daba dinero en los puertos extranjeros, aunque muy poco, pero era mejor que nada.
El personal de la dotación y marinería y suboficiales, se veía a la hora de salir francos de paseo, un movimiento un poco raro; pronto me pude dar cuenta de que todos hacían contrabando. Eso eran las circunstancias de aquellos malos tiempos, se hacía para cubrir los gastos de los regalos y para poder divertirse y poder llevar a la Península tabaco rubio, que entonces se le desconocía.
Hay que pensar, que esos tiempos, no se encontraba de todo es España. Me dí cuenta que el itinerario que hacía el barco, siempre era muy parecido, lo que facilitaba en negocio. Las conservas que podíamos comprar, eran de alimentos, que una vez abiertas, se podían guardar durante varios días, mermelada, leche condensada, sardinas, gofio.
Visto el negocio, en el segundo crucero, empezamos a preparar las compras; para lo que nos asociamos tres amigos; Santiago, un aragonés de mi mismo curso; y un chico de murcia, que se llamaba Pastor, que estaba haciendo la mili y tenía además un buen cargo: Pañolero de Banderas, que es el timonel que se ocupa de todas las banderas del barco; el cual disponía de un pañol donde podíamos guardar todas las mercancías. Entre la preparación entraba la fabricación de un cinturón, con cartucheras para poder sacar los frascos de "Floid", que era lo más difícil y mas arriesgado de sacar del barco, por la sencilla razón que había que pasar revista antes de salir y la pasaba un oficial uno a uno.
En el cinturón de cartucheras, metíamos los frasquitos de Floid, que nos colocamos ceñidos al cuerpo directos a la piel, después la camiseta interior y por encima de todo, la marinera; las botellas de coñac, eran más difícil de esconder por su volumen, puesto que los pantalones por la parte de abajo eran más anchos permitía sacar una botella en cada pierna debajo de los calcetines, y los mecheros de gas en los bolsillos, en la Península solo los habían de gasolina y feos.
Para poder salir, sin mucho riesgo, teníamos que estar impecables, de manera que el Oficial no tuviera que tocarte el uniforme.
Para la venta, en Portugal ya conocíamos a los clientes, el coñac a los taxistas que sólo conocían el Domenec; la botella tienía que ser de esa marca, no importaba la calidad, lo que hacía que comprasemos la más económica. El Floid , a los empleados de la banca, y los mecheros en la calle; esto era lo más arriesgado porque los "guardiñas" portugueses estaban muy atentos.
Cabo verde, venía ser una escala rutinaria, se hacía mas bien para la comprar el café que posteriormente vendíamos en Canarias sin dificultad, pudiendo invertir el dinero en la compra de tabaco rubio, que en aquellos tiempos en España no se conocía, y se vendía como un lujo en la Península.
Los Oficiales y Suboficiales, no tenían necesidad de vender para comprar; sus sueldos se lo permitían.