En Punta Delgada al Segundo Comandante, Don Manuel Manso Cañé, le regalaron una perra de la raza Pastor Alemán, la cual fue bienvenida a bordo por todos, menos por los cornetas. El animal, al no poder soportar el sonido de la corneta o del tambor, les tomó tanto odio, que los hubiera degollado. Pero para el resto de la dotación era la mascota, a la que le pusimos el nombre de TEA, diminutivo de Galatea. Era la reina de a bordo, pero su dominio era delante del camarote de su dueño, donde los dos cornetas no podían aproximarse durante todo el tiempo que permaneció a bordo, aunque fue un corto plazo. Poco tiempo después tuvimos la sorpresa que nos parió tres cachorros, para protegerlos los instalamos en el Pañol de velas, donde la perra iba y venía para darles de mamar. Yo jugaba mucho con ella y también me ocupaba de los cachorros, era el único que podía tocarlos. La perra también me demostraba su cariño y cada vez que ne veía , se dirigía hacia mí, ¡ Y esto le fue fatal !. Una noche, estando yo de guardia, en la caña, con un fuerte temporal subido en el Castillo de popa, y cuando se dirigió hacia mí, un fuerte golpe de mar le hizo perder el equilibrio; al ser de barrotes de hierro la fuera borda del Castillo de popa, pasó entre ellos, cayo al mar, y en la oscuridad, no se pudo hacer nada para salvarla. Yo seguí ocupándome de los cachorros, con leche condensada, los cuales se portaban de primera. Y cuando llegamos a Ferrol, el segundo Comandante se los llevó a su casa y nunca mas los volvimos a ver"
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LA PERRA "TEA"
En Punta Delgada al Segundo Comandante, Don Manuel Manso Cañé, le regalaron una perra de la raza Pastor Alemán, la cual fue bienvenida a bordo por todos, menos por los cornetas. El animal, al no poder soportar el sonido de la corneta o del tambor, les tomó tanto odio, que los hubiera degollado. Pero para el resto de la dotación era la mascota, a la que le pusimos el nombre de TEA, diminutivo de Galatea. Era la reina de a bordo, pero su dominio era delante del camarote de su dueño, donde los dos cornetas no podían aproximarse durante todo el tiempo que permaneció a bordo, aunque fue un corto plazo. Poco tiempo después tuvimos la sorpresa que nos parió tres cachorros, para protegerlos los instalamos en el Pañol de velas, donde la perra iba y venía para darles de mamar. Yo jugaba mucho con ella y también me ocupaba de los cachorros, era el único que podía tocarlos. La perra también me demostraba su cariño y cada vez que ne veía , se dirigía hacia mí, ¡ Y esto le fue fatal !. Una noche, estando yo de guardia, en la caña, con un fuerte temporal subido en el Castillo de popa, y cuando se dirigió hacia mí, un fuerte golpe de mar le hizo perder el equilibrio; al ser de barrotes de hierro la fuera borda del Castillo de popa, pasó entre ellos, cayo al mar, y en la oscuridad, no se pudo hacer nada para salvarla. Yo seguí ocupándome de los cachorros, con leche condensada, los cuales se portaban de primera. Y cuando llegamos a Ferrol, el segundo Comandante se los llevó a su casa y nunca mas los volvimos a ver"