MANIOBRA GENERAL EN EL GALATEA



Por: Miguel Gómez Ruiz



El viento está empezando a ser algo escaso, por lo que pronto puede que se tenga que hacer alguna maniobra, ya que su velocidad y dirección han cambiado desde que se orientaron las velas por última vez. Eso se oía por aquellos días y me estoy refiriendo a las navegaciones doradas de nuestro viejo velero Galatea.

Como ya es sabido, a mi me encantaban las maniobras generales, aunque en ocasiones eran muy duras según las circunstancias climatológicas.

Aquel trinar de los silbatos de los Contramaestres, aquella lectura que hacíamos de ellos ya que cada sonido tenía su significado y lo cumplíamos al pie de la letra. Era todo un concierto pero totalmente justificado y destinado a cada uno de los mástiles, así como a sus maniobras.

Aquellos jóvenes chavales gateando por todas sus jarcias subiendo a hacer su cometido en cada uno de sus mástiles. Aquel bullicio sobre cubierta, todos arriando o entrando de los cabos que dominaban las velas, para ejecutar la maniobra requerida. Aquellas enredaderas de cabos en cubierta, con buen tiempo parecía una selva y cuando la mar estaba fuerte se parecía más a los manglares.

Todo eso era lo más parecido a un hormiguero, pues se trataba del gran espectáculo a bordo en todo su esplendor y en toda su realidad.

Como debería ser este espectáculo, que en algunos puertos, y en deferencia a sus autoridades se realizaron en varias ocasiones. Si, era emocionante verlo, vivirlo era algo que con letras al menos yo no soy capaz de describirlo.

Una vez acabada la maniobra y con la mente muy alejada en el tiempo, parece que aun diviso los tres palos de aquel precioso y viejo velero que tanto me cautivó, el que al parecer, siempre lo tendré presente.